Siempre se dice que las segundas partes nunca fueron buenas. No estoy de
acuerdo. Al menos en este caso, no es que la segunda no sea buena, sino que es
muchisimo mejor que la primera.
Anteriormente os conté mi primera experiencia con la ginecologa española
y su negatividad. Estaba decidida a no dejar que me pasara consulta ni una sola
vez mas. Pero como siempre hay un momento para rectificar, no podemos
desaprovecharlo. Os cuento.
Llegaba el momento de la cirujia con laser para quemar los conductos que
comunicaban a mis triges. Esa misma mañana, en la consulta de mi gine, el
profesor la invito a ser su asistente en la operacion, pero mi gine se nego
porque esa tarde no podia quedarse. No pasa nada. Aunque lo cierto es que
durante la operacion me acordé de ella y de lo cariñosa que es siempre conmigo.
Estaba en mi habitacion hablando con mis triges explicandoles lo que nos
iban a hacer cuando, de repente, se me vino a la cabeza. "Ostras!!, y si
la ginecologa española es la que ayuda al profesor en la cirujia?". Por un
momento pensé que si la viera se me caeria el mundo encima. Por otro lado,
pensé que me daba igual quien estuviera alli, yo iba a estar lo mas tranquila
posible por mis triges.
Cuando me estaban llevando en mi cama por los pasillos del hospital y
llegamos a la puerta del quirofano donde tenian que operarme, vi justo en
frente de la puerta al profesor, esperandome, con una sonrisa en la cara.
"Me transmite mucha tranquilidad y confianza", pensé. Mi mirada se
movia conforme iba moviendose la cama, y de repente vi, junto al profesor, a la
ginecologa española. "Es que lo sabia!", pensé. Lo unico que hice fue
resoplar y decirle a mis triges que todo iba a estar bien y que ni caso al
negativismo.
Pero, sin esperarlo en absoluto, Teresa, que asi se llama la ginecologa
española, fue tremendamente cariñosa, amable, atenta y positiva conmigo y los
triges. Estuvo animandome en todo momento, no dejaba pasar tres minutos que ya
estaba preguntandome "Reina, estas bien?", o "Ya esta, reina, ya
estamos acabando", "Reina, lo estas haciendo de maravilla". A
pesar de lo complicado de la cirujia e imagino que para alejar el negativismo y
la presion, el profesor empezo a preguntarnos qué sifginicaban algunas palabras
que ibamos hablando Teresa y yo en castellano y ella le iba respondiendo. Salio
hasta el tema de España-Holanda y la derrota española. Tuvimos hasta momentos
para reirnos.
Por eso quiero aprovechar mi blog para deciros que me equivoqué juzgando
a Teresa. El dia que fue tan negativa conmigo, fue ella la que estaba
equivocada, sin duda alguna, porque jamas debe pasarle pensamientos tan
negativos a una paciente de alto riesgo que lo unico que necesita es un poco de
esperanza. Pero yo me equivoqué en pensar y contaros que Teresa era asi siempre
e incluso me siento arrepentida de ello.
Con esto he aprendido que todos tenemos un mal dia, yo por ejemplo,
cuando tengo un mal dia lo pago con mi marido, que es al que tengo mas cercano
e imagino que a vosotras os pasara igual. Pero normalmente solo nos damos
cuenta de cuando son crueles con nosotras y nos vemos perjudicadas en algun
sentido. Sin embargo, nosotras tenemos derecho a tener un mal dia, pagarlo con
quien se cruce primero en nuestro camino y encima considerar que como tenemos
un mal dia, esta todo justificado y exigimos ser entendidas.
Y Teresa, no me cabe la menor duda, el dia que la conoci tenia un mal
dia. Al menos eso me ha demostrado en nuestro segundo encuentro.
Por eso quiero pedir disculpas publicamente, aunque ella no lo lea
jamas, para que me disculpeis todas las lectoras de mi blog por haber cometido
este error. Yo no sé que pasaba ese dia en el que cogi a Teresa tan negativa,
pero por sa misma razon, seguramente lo mejor hubiera sido ignorarla y ya esta.
En fin... siento mucho la manera en que juzgué a
Teresa, la ginecologa española. Todas nos equivocamos, todas tenemos un mal dia
y todas tenemos la oportunidad de rectificar. Una nunca puede saber lo que esta
pasando en la vida de otra persona...
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